viernes, 15 de julio de 2011

Mañana cuando te levantes te contaré esto




Hubo en algún bosque una hermosa princesita llamada Hannah, quién una vez por traviesa salió de su castillo y se adentró en el bosque encantando, le pareció gracioso el escuchar revolotear a unas mariposas que pasaron por encima de ella, y así fue caminado más y más, y cuando estuvo lo suficientemente muy adentro se encontró con dos enormes unicornios azules muy enojadas uno con el otro, así que al mirar a Hannah relincharon asombrados y se fueron contra ella. La pequeña princesa no tuvo otra opción que correr y tratar de esconderse entre ramas, arbustos y árboles. Después de un tiempecito, cansada ella y los mal humorados unicornios, tomaron rumbos diferentes. Caminó y caminó un poco asustada, hasta que por fin encontró un tronco muy grande de un árbol que parecía ser de Duraznos aún Frescos, así que sin pensarlo decidió tomar una pequeña siesta.
Hannah era una princesita muy bella de apenas 5 años de edad. Con el cabello castaño y rizado en las puntas, tenia unos ojos muy grandes para ser tan pequeñita en todos sus demás rasgos, la gente de su castillo siempre le repetían una y otra vez lo bonita que era.
A lo lejos caminaba un fauno quien noto a la niña dormir en aquel enorme árbol. -¿Qué trae a esta pequeña niña al Bosque encantado?- se preguntó entre dientes. Al pasar las horas se fue acercando cada vez un poco más, hasta que estaba demasiado cerca y con una varita empezó a picarla por el cabello. La princesa empezaba a molestarse entre sueños y el fauno insistía cada vez más. Hasta que Hannah abrió por completo sus enormes ojos cafés. -¡Ahhhhhhhh!- Exclamó sorprendida la niña. -¿Qué eres? Dijo Hannah.- Soy un Fauno, el único Fauno de todos los bosques y tu ¿Qué eres?- dijo el Fauno. –Yo soy una Princesa, mi nombre es Hannah.- Dijo la Princesa. - ¡Oh! Ya veo, tienes unos encantadores ojos Hannah-. Hannah asintió con la cabeza.-gracias.- dijo ella. Y de pronto dijo el Fauno, - Querida princesa Hannah, me pareces muy simpática y divertida, me preguntaba si ¿quisieras ser la primera amiga de este pobre Fauno?- dijo el Fauno. – Pero, tú, ¿no tienes ningún amigo? Dijo Hannah en voz baja. -¡¿Cómo puede ser eso posible?! , ¿Con quien haz platicado todo este tiempo? Continúo. –Mira, las personas son a veces muy crueles, y nadie quiere ser mi amigo, por tener estas espantosas patas de cabra- La princesa se echó a reír.- ¡caramba! Pero que extraños son en este bosque desde que entre no e visto por ningún lado a un animal que esté como los demás animales que e visto, ¡Por supuesto seré tu amiga! Y te vendré a visitar a menudo, en este mismo árbol de Duraznos. – ¡Gracias!- respondió contento el Fauno. Y la princesa siguió el camino hacia su castillo.

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